domingo, 26 de enero de 2014

Mañana en la Autopista


La luz de la vida contrae mi pupila

En este comienzo mi corazón ya te ama.

Se va dilatando por el impulso
de esa miel que me pegoteó
todo el cuerpo y el alma
cada vez que compartimos la cama.


El viento entra por la ventanilla

despeina mis rulos

y aviva una llama incendiaria.
Se desborda mi amor por los ojos
y muerdo fuerte mi labio
para poder retenerlo.
Es mío y es lo único que tengo.


Las melodías punzantes en los oídos

siembran la nostalgia.

La angustia es mi secreto 
y la soledad mi esencia. 
Soy un despojo enamorado,
Tierra huelleada por tus manos,
Lo que queda de una bomba explotada.


Deambulo antes de esta salida.

Cadáver esperanzado con escucharte

antes de cerrar la puerta,
que me detengas gritando y abriendo tu mano
de la que deberían brotar 
sueños que creía perdidos,
como si los hubieras cultivado en secreto.



Imagino tanto que te siento

¡Estoy renaciendo!
como lo hice cada vez que morí,
cuando tu cuerpo se volvía sombra.
Me abrigo en tus recuerdos
y duermo feliz recostada en lo que fuimos
y en la ilusión de lo que seremos.


Daira Bernhardt Coradazzi

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