Que vergüenza insoportable confesarlo,
Me derrito entera ante un hombre.
Uno que se afeita mientras lloro
Uno que se baña mientras me estoy muriendo
Me pierde, de nuevo
Se queda quieto
mirando, de nuevo.
Si corro es para que me alcance
pero él sólo va a quedarse sentado fumando.
Le grito a una pared,
Intentando
resquebrajarla
Para meterme en la grieta y
Sentir lo que siente esa estatua.
¡Qué frío que hace acá!
Y me gusta más que cualquier otro sitio.
Qué masoquismo extraño
El de seguir esperando
algo.
En cuanto a mi alma
Se fue hace mucho,
sabia.
No quería afectarse
Con los próximos sucesos.
Alguna vez me creí acostumbrada,
Es peor.
Estoy totalmente vacía
Un saché desinflado.
Más náuseas y dolores de cabeza
Se presentan en cada escena
Y se irían sólo con que
Él bese mi lágrima.
Que la bese
Y que la entienda.
Que me entienda
Y luego me bese.
Daira Bernhardt Coradazzi
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