viernes, 4 de julio de 2014

Carta

No fueron muchas las veces que te vi
pero la sangre y algo más nos unía.
¿Quién sabe porque lugares anda tu cabecita,
o si alguna vez volveremos a hablar?
Sufro por el futuro que veía en tus ojos,
que eran ventanas a un alma como pocas.
Siempre víctima de esa inteligencia superior
y de una soledad heredada.
Mientras todos hacíamos nuestras cosas
batallaban en vos la razón y el amor,
ese amor que te debe, que me debe,
y que en algún rincón de tu ser
te dolió tanto su ausencia
que tu mente no lo pudo soportar.
No sabes como volver,
sin embargo todos te esperan.
Ojala no quedes allá atrapado, pues
más valioso que la piedra filosofal
era lo que podías darle al mundo.
A este mundo que te abandona cada instante.
Perdimos el tiempo,
o el tiempo nos dejó perdidos.
Hoy rezo por vos y por muchos más,
que son vos,
que un día vuelan, un día olvidan,
que un día se quiebran.
La cálida cama ganada con tu trabajo
se transforma en sábanas ajenas y frías.
Despertar rodeado de gente que no conoces,
volver a morir en el blanco que denuncia la crisis.
Y en todo ese dolor de no entender,
hay ojos que te miran con pena y miedo
y reaparecen cada noche en tus pesadillas.
La desesperación cómoda en el trono,
los súbditos sentencian: INCOMUNICACIÓN.
¿Realmente creen que no la conocías?
Pocas veces nos comunicamos enserio.
Puedo imaginar los secretos que escondías,
y traslado el suceso a un problema egoísta
¿Y si ya no te veo?
¿Y si ya no puedo conocerte?
Un grito, el portazo, y nada va a ser igual.
Es la marca que te alcanzó y nadie puedo advertir.
Cierro los ojos y puedo saber de tus insomnios,
de los juegos de tu mente antes de dormir, 
esas sofocaciones e inestabilidades
propias de un alma agitada.
Timbre, y se rompió la cuerda.
Ni siquiera la muerte asusta tanto
como el abrazo del vacío.
Caída libre y un padre calmando al hijo.
La anarquía de los pensamientos y las sensaciones
aniquilan, incendian y fulminan la lógica.
No hay vuelta atrás.
Esa mujer, el arte, el sexo,las matemáticas, 
el trabajo, la hermana, los reproches
y una huelga que te condena.
Me condena. Y los condena.
Te pido que vuelvas, 
pues no esta bien que ciertas almas se dejen.
No esta bien que se suspendan
 los sueños y el talento.
Te quiero, suena raro pero es así.
Y te quiero las tres veces.
Si ya no te recuerdas,
muchas personas, luego de la angustia
lo haremos por siempre.



Daira Bernhardt