viernes, 21 de noviembre de 2014

Conquista

Entendé que si pateo con saña
Tu lomo expuesto
Y te quiebro dos costillas
No es
Solo para que sufras
Es para que te quedes quieto
A mis pies
Sin huir.

No te golpeo en el hocico
Para que me muerdas
Sino para que me llores
Me supliques
Y me sigas eligiendo en el dolor
Me servís únicamente
Si aceptas esto
Para olfatear mi aroma.

Te quiero sabiendo que
Viendo mi cuerpo desnudo
Te entregas y obedeces.

Si tenés la capacidad
De minimizarte
Y dejar esta correa en tu cuello
Mereces el mimo
Y ahí soltaré la cuerda
Curaré tu lomo
Besaré tu hocico
Y tragaré las órdenes.

Así sentiré la seguridad
De tu amor
En cualquier circunstancia
Y soñaré en paz
Sin miedo a despertar
Sin mi hombre entre los brazos.

Es fácil amar en la bondad
Enamorarse en la contención
Pero atravesar la humillación
Y permanecer firme en fidelidad,
Eso es divino.


 Princesa.

martes, 18 de noviembre de 2014

Otra Bulimia

No hubo un día desde mi pubertad en el que no haya vomitado. Empezó con una enfermedad, una especie de gastroenteritis. Así descubrí el placer de este hábito. Jamás dejé de practicarlo, es más, me asusta saber que hay personas que tienen todo lo que yo vomité adentro. Si no hubiera Vomitado tanto creo que habría muerto. 
Siempre sirve vomitar: vomitar para que se vaya el dolor de cabeza y vomitar para vaciarte del veneno que intoxica tus vasos sanguíneos.
Me produce satisfacción sentir el ácido brotar con ímpetu desde mi garganta y mucho mejor si viene en cantidad y sale por la boca y la nariz al tiempo… ahogarme mientras fluye hacia afuera lo que debe irse. Veo esa masilla olorosa acumulada y sé que estoy viva. Vomitando siento mi vida.
MÍO.
-¿Qué vomitás? – me preguntaron millones de curiosos. Yo pacientemente enumeraba lo que recordaba: vomité a mi madre, vomité hombres y besos, vomité mi virginidad, vomité libros y enseñanzas, vomité a mi perro, vomité ceniceros de todo tipo (rotos, nuevos, de madera, de vidrio, etc),vomité pelovomité guitarras y pianos, vomité relojes, vomitéfuegovomité colores y vomité a las verdades.
Nadie sabía más que yo sobre el tema y sin embargo con todo lo que sabía hoy me sorprendí. Me levanté de la cama muy extraña, algo se desplazaba haciendo cosquillas por todo mi sistema digestivo. Sentí una ebullición y separé mis labios lo que más pude ,los separé mis 170 centímetros, los separé mis 18 años… pronto cayeron, unas sobre otras dibujando sobre el cerámico del baño, unas patudas cucarachas agitadas y pegoteadasSalían y salían. Para que ellas sean libres mi cuerpo hacía un esfuerzo inédito. Terminé con los ojos enrojecidos y lagrimeantes, pero liberé mis cucarachas.
Apiladas, algunas querían batir sus repugnantes  alas llenas de baba…
Algo realmente grande me raspó la campanilla. Apreté el abdomen, el cuello y empujé la lengua, con una expectoración cayó la última. Sus antenas quedaron algo torcidas y mis músculos se aliviaron.

De nuevo después del vómito, el alivio.


Daira