La luna se hace cargo del firmamento
se apaga el bullicio que me
entretuvo todo el día.
En ese silencio súbito, la vuelvo a sentir.
Sigue
adentro mío.
Tan agresiva como siempre
-ya tengo escaras por su
culpa-
tan inmensa como siempre.
Es el bebé que parí y
crié,
pero rechazo con todo mi cuerpo,
con todo el cuerpo que la contiene.
Es mía,
no una parte de mí.
Siempre presente y aferrada.
Eso me hace dudar,
pero la siento y la
vivo como ajena,
me esperanza que alguna vez vaya a desaparecer.
Ay, puta soledad.
Late una vez y otra vez, punzante.
Qué habrán hecho los demás
para evitar engendrarla.
Nadie me conoce, nadie vió dentro
de mí.
No existe un otro que me complete,
que llene el vacío de existir sin un
reconocimiento.
Ya está la luna mirando.
Hora de terminar las conversaciones
tapete.
Sacarme la máscara que se arma contra mi voluntad.
Enfrentarme a mi yo real y a esa soledad tan mía.
Quiero romper el continente y gritarles,
que me adopten, que me acepten , QUE ME QUIERAN.
Ay, putas ganas de sentirme querida.
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